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domingo, 29 de diciembre de 2013

Segunda cita con mi suegra

No sé si la segunda cita con mi suegra es mejor o peor que la primera, pero desde luego a mi me dejó sin habla y además una vez que han pasado muchos años después me da incluso vergüenza ajena de lo que pasó. Ahora pienso cómo me quedé callada sin habla y sin contestarla algo un poquito fuerte.

¿Leisteis el primer capítulo de mi idilio suegril? Bueno pues aquí va el segundo capítulo:



Resulta que como ya conté que conocí a mi suegra, en la graduación de su hijo, se debió pensar que ya era hora de ser introducida en la familia. Pero a diferencia de mi chico que desde el principio, fue a mi casa, a casa de mis padres y fue uno más, en casa de mis suegros, yo nunca he conseguido conseguir estar a gusto. Quizás por una serie de sucesos que se han ido aconteciendo y que además ha sido cada vez más difícil.

Bueno el caso es que mi suegra, debió pensar que ya era hora de conocerme un poco más allá de esa conversación extraña del primer capítulo y mi chico me dijo que fuera a comer a su casa, que sus padres tenían ganas de conocerme.

Así que super nerviosa, y más que la primera vez fui a casa de ellos. Así que nada me recibieron y nos sentamos a tomar algo en la parte central del salón antes de comer. Lo normal, no?. Comimos y después su madre nos entregó un panfleto a mi chico y otro igual a mi para que lo leyéramos.
¿Os podéis imaginar cómo se llamaba el panfleto?

Pues se llamaba: "Cómo no contraer el VIH".

Lo único que se me venía a la cabeza era el cri, cri, de un grillo. Mi chico y yo nos mirábamos pensando, "Pero esta tía de qué va". Pues nosotros no sabíamos de que iba, pero ella lo tenía requeteclaro. Leyendo el panfleto, era una sucesión de frases en las que al final concluía diciendo que la mejor manera para no contraer el VIH era no mantener relaciones sexuales
Acabáramos!!!! Esto es lo que nos quería decir ella, que no mantuvierámos relaciones sexuales, lo del VIH era algo secundario.
Así que me fui a casa con una sensación de que mi suegra me lo iba a poner muy difícil. Menos mal que el hijo de mi suegra, es normal, porque desde luego si yo hubiera notado algún signo de que se parecían en algo, yo no estaba con él. Y mira ahora es el padre de Lola.


martes, 17 de diciembre de 2013

¿Cómo conocí a mi suegra?

A partir de ahora empezaré a escribir acerca de anécdotas con mi suegra. Una persona de lo más increíble, que a veces me hace pasar malos ratos. Una persona con la que no tengo nada que ver y con la que tengo que aprender a vivir. Así que como desahogo y como terapia personal, y también animada por mi marido he decidido contar mis aventuras a modo de risa, porque es mejor reírnos que llorar.


Érase una vez una chica de 23 años que llevaba un par de años saliendo con un chico majo, y llegó el día en que este chico terminó su carrera y se graduaba. 
El día de la graduación, la chica iba a conocer a los padres de él, y ella estaba muy nerviosa. 
Dejando ya la historia y hablando en primera persona, de verdad, no os podéis creer lo nerviosa que estaba.
Me voy a dejar de florituras y os voy a contar momento en que nos conocemos y yo por ser una bocazas lo que pasa.

Resulta que mi suegra, C, es farmaceútica, y lleva su propia farmacia. Cuando ya por fin mi chico nos presentó, yo no podía estar callada y quería caerla bien. Así que mi speech fue el siguiente:

yo: C, me he enterado que para poder comprar antidepresivos, y ansiólitcos en la farmacia, hay que enseñar el carnet de identidad. ¿Es cierto?

Fijaros que mi frase es ridícula, me importaba tres pitos la contestación, pero de verdad no sabía que decir y el silencio entre nosotras me resultaba realmente incómodo.

C: Pues sinceramente yo tampoco lo entiendo, si hoy en día cualquiera puede tomarse un lexatín, lo que no comprendo es cómo no se necesita receta médica para los preservativos.

Mi cara debió ser un poema, flipé en colores, y este fue el gran comienzo de nuestra relación. Desde luego nunca pudimos y podemos aprovechar que mis suegros tuvieran una farmacia para conseguir eso, que ella considera que tienen que pedirse con receta médica. Madre mía!!!!

La segunda cita con mi suegra también tiene chicha, poco a poco os iré contando cosas, y de esa manera conoceréis a esa maravillosa mujer, llamada "mi suegra". Así que continuará.