viernes, 15 de junio de 2012

Espíritu de superación

No podía dejar de escribir este post, porque es increíble el espíritu de superación. No el mío, sino el de mi hija, Lola. Desde que nació, siempre ha luchado por salir adelante, por aprender y hacerse entender.
Todos los niños lo hacen, pero hasta que no lo tienes delante no te das cuenta, ese espíritu, impresionante.

Mi marido, que a veces, no se entera de las cosas, me comentó que la niña tenía espíritu de superación.
Desde que nació la niña cada día ha ido haciendo grandes esfuerzos, por mejorar. Supongo que no es algo que los bebés se plantean, sino que es instintivo, que necesitan cada día hacer más cosas, que es propio de la naturaleza.
Deberíamos aprender de ellos que muchas veces, nos quedamos en el camino y por pereza, a veces ni lo intentamos. Los adultos tendemos a dejarnos llevar, no quiero generalizar, pero por lo que yo veo a mi alrededor, el esfuerzo y la frustración es difícil de tolerar, por lo que muchas veces, hacemos las cosas para sufrir lo menos posible.

Lola, es una niña que cada día hace un esfuerzo. Me acuerdo cuando la pusimos en la hamaquita de fisher price, a los dos meses, que aunque no era muy recomendable, pero veíamos que la pobre en la minicuna se aburría como una mona. Así que probamos con la hamaquita. Pues bien le gustaban los juguetes que colgaban de la barra, y se volvía a mover las piernas y los brazos. Sin embargo, al rato se frustraba porque intentaba tocar los juguetes y no llegaba.
Cuando consiguió tocarlos, al cabo de varias semanas, se aburría, ella quería hacer más cosas.
La empezamos a poner boca abajo para reforzar su espalda y ver cómo iba evolucionando su pequeño cuerpecito. Al principio la pobre estaba incómoda, pero poco a poco, entre que la cabeza ya se le sujeta y que hemos descubierto que le gusta estar boca abajo, la niña va mejorando.


Luego mi cuñada, nos regaló un parque con muñecos que cuelgan de unas estructuras y al principio la niña no llegaba, la empezamos a acercar las cosas, para que se sintiera más segura y lo mira e inspecciona todo. Se maneja con soltura tocando los muñecajos.


Es alucinante, sus cambios, sus sonrisas, sus carcajadas, cómo va cambiando y aprendiendo. Deberíamos aprender de ellos, de ser naturales, de dejarnos de tonterías y de aprender a esforzarnos para hacer mejor las cosas. 

Lola me enseña mucho, quizás más de lo que yo a ella y sobretodo me hace reflexionar sobre muchas cosas.

1 comentario:

¿te ha gustado mi post?